HOY HE IDO A TU CAPILLA
Hoy he ido a tu capilla
para estar ante ti sacramentado
y, mirando tu rostro y de rodillas,
me afligí al ver tu cuerpo destrozado.
De qué poco nos sirvió tu mandamiento:
“Amaos los unos a los otros”,
pues, tan sólo, por cambiaros de aposento
nos enfrentamos, dejando corazones medio rotos
¡Cristo de la Buena Muerte!
ayúdanos a curar las cicatrices
y junto a tu madre, la Virgen del Consuelo
podamos ser todos muy felices.
¡Cristo de la Buena Muerte!
Queremos que nada ni nadie nos aparte de tu lado.
Queremos ser siempre dialogantes.
Queremos ser cofrades y cristianos.
Queremos, sobre todo, ser hermanos.
Miguel A. Moncho Sirera
Al Cristo de la Buena Muerte
Al contemplar, Señor,
clavado en duro madero,
quiero entregarte mi amor
y todo cuanto poseo.
Llamado por tu bondad,
podré ser tu compañero
y cumplir tu voluntad
hasta el momento postrero
Que no te falle, Dios mío,
pues ya no quiero ofenderte:
en tu perdón yo confío
para sentirme más fuerte.
Siempre impone La Muerte
si se espera por sí sola
haz que podamos tenerte
en esa precisa hora,
Cristo de la Buena Muerte.
María Pilar Martínez

MIRARTE QUISIERA SEÑOR
Mirarte quisiera, Señor,
y quedar de tu corazón prendido.
Stmo. Cristo de la Buena Muerte.
Sentirme todo tuyo
y en mi interior, vacío.
Dejar que toda mi vida
fuera un arduo camino,
para buscarte, Dios mío,
para sentirte tan cerca
que entre los dos fuera uno.
Mirarte quisiera, Señor,
y quedar de tu corazón prendido,
Mirarte quisiera, Señor,
y en tu Cruz estar clavado.
Stmo. Cristo fde la Buena Muerte,
de la muerte que nos llama
a cada paso que damos.
Sentir que mi vida descansa
cuando reposa en tus brazos,
cuando me acoges, Señor,
desvalido, pobre y cansado.
Stmo. Cristo de la Buena Muerte,
mirarte quisiera, Señor,
para llenarme de ti,
para caminar contigo,
y ser de tu cruz alivio.
Quiero agarrarme al madero,
quiero permanecer junto a ti,
y si me viera cansado,
si me viera triste y vencido,
amarte más, yo quisiera,
unirme hasta el fondo de ti.
Que sólo tú me bastaras,
sólo tú fueras mi amor,
solamente tú, Señor.
Stmo. Cristo de la Buena Muerte,
ayúdame en este mundo a vivir.
Haz que cada día, Señor,
pueda creer más en ti.
Aumenta mi fe y confianza,
aumenta mi fidelidad.
Lléname de tu amor, alma mía,
de bondad, paz y misericordia.
Que sepa aceptarme, Dios mío,
en mi miseria y pobreza.
Y que pueda cambiar, Señor,
la maldad que hay dentro de mi.
Stmo. Cristo de la Buena Muerte.
Que en la Cruz estás clavado.
No dejes jamás de mirarme
de protegerme, Señor.
Camina conmigo, a mi lado.
Sé tú la luz que me oriente,
la luz cuando llegue el ocaso.
Stmo. Cristo de la Buena Muerte,
por i he dado mi vida;
al mirarte siempre en lo alto,
una palabra me sale:
cuida de mi Señor
y no me dejes de tu mano.
Toda mi vida eres tú,
¡Oh Cristo de la Buena Muerte!
Déjame vivir en ti,
Que mi amor en ti se prende.
Germán Mora
AL CRIST DE LA BONA MORT
Vos veig Senyor, clavat en dura creude par en par el cor mostrant ferit
el cap ja recolzat, dolent i greu
els llavis entreoberts a l’infinit…
Dormit, esteu velant; callat, crideu;
i es vida vostre cor ja sens glatit;
que vida sou, Senyor, quan la doneu
quan brolla amb toll de sang del vostre pit.
¡Ai dura creu, ai dures les espines
que en dol cruent vos tenen pres d’amor!
¡Ai mons pecats, més durs, més que les fines
Puntes que rompen vostres carns divines!
¡Ai este cor, el meu, tan pecador!
Puix que l’esteu cridant…¡Vostre és Senyor!
Josefina Lázaro

EXALTACIÓ, REFLEXIÓ I PROMESA
Al Crist de la Bona Mort
aquest Crist crucifixat
al Crist que m’ha ensenyat
a veure en Crist la sort.
Jo voldria, Jesús meu,
en aquesta Setmana Santa
dir que la mort no m’espanta
i estimar més a la Creu.
I eixa Mare del Dolor
que té en el cor cinc punyals
consolar-la en el seu dolor
i alleugerar-la en el seu mal.
I com un penitent més
vull, Senyor, fer-te la promesa
que encara que la Creu pesa
viuré sempre per als altres.
Miguel A. Moncho Sirera

Cristo de la Buena Muerte
Es muy triste el recordar
la muerte que tú sufriste
por voluntad aceptada,
y así al mundo redimiste.
Calumniado, burlado y escarnecido,
escupido y azotado,
tus vestiduras rasgadas
y de espinas coronado.
Los que ejercían justicia
también de ti se burlaron;
aunque eras inocente
muerte de cruz sentenciaron.
Ya eres preso de la chusma;
ya vas camino al calvario;
ya te cargan con la Cruz
como un ladrón temerario.
Por la Vía Dolorosa
se aglomeran las gentes;
gritan y blasfeman unos;
otros, lloran penitentes.
En la calle de amargura
te encontraste con tu madre
toda llena de dolor
y sin poder abrazarte.
Una mujer decidida
se ha metido por delante;
lleva en las manos un lienzo;
tu rostro quiere limpiarte
En este horrible camino
para tí interminable
te caíste por tres veces
¡Cuánto mal irreparable!
Tu cuerpo está ya agotado
la Cruz ya no ha quien la aguante;
un Cirineo te ayuda
para seguir adelante.
Tus labios agrietados.
Tu boca, seca y sangrante.
Tu rostro, desconocido.
Tu mirada, suplicante.
Por fin llegaste al calvario
la escena más denigrante:
tu puro cuerpo desnudo,
acción vil y vergonzante.
Ya está la Cruz preparada.
Tú encima de ella extendido,
de manos y pies clavado
por este mundo perdido.
Dos cruces más se levantan
para dos ladrones son,
y tu en medio de ellos,
como el pero ladrón.
Con tus brazos levantados
y abiertos para abrazar
entregaste tu vida al Padre
enseñando a perdonar…
Ésta es la muerte -señores-
que Cristo quiso escoger;
de buena no tiene nada,
como hemos podido ver.
Pero Cristo es Dios y es hombre.
Como hombre quiere morir
y elige esta muerte infame
para enseñar a sufrir.
Y esta muerte redentora
que a todos nos alcanza;
la podemos llamar buena,
pues nos da fe y esperanza.
Cristo de la Buena Muerte
porque en ella nos salvaste
que el mundo entero te adore
y sepamos imitarte.
Que cuando llegue la hora
en que hemos de ir ante el Padre,
danos una buena muerte
junto a ti y a tu madre.
Jaime Sirera Feliu
Martes Santo
Por las calles de Gandía
La negra pena doliente
Nos va gritando: ¡Silencio!
Que pasa la Buena Muerte.
Por las calles de este barrio,
La noche del Martes Santo
Extiende su negro manto
Con estrellas plateadas,
Y hasta la luna se para
Por rezarte reverente,
Y desde la altura verte
Con toda tu majestad,
Junto a tus hermanos vas
¡Cristo de la Buena Muerte!
Nuestra Madre del Consuelo
Por las calles va doliente.
Y San Juan junto a tu Madre
Va llorando amargamente
Al verte en la Cruz inerte.
Más yo no quiere perderte,
Mi oración sale al instante,
Quiero besar tu semblante
¡Cristo de la Buena Muerte!
Nos van gritando: ¡Callad!,
La pena por las esquinas,
Toda la gente se empina
Por contemplar tu bondad,
Tu rostro no tiene precio
Comenta la buena gente,
Y la Hermandad nos advierte
Que eres Dios y Majestad
¡Cristo de la Buena Muerte!
Que pase la Buena Muerte
Para darnos vida nueva
Y hasta los cielos se eleva
Tu ofrenda de amor patente.
¡Hoy va por ti penitente!
Inclinad todos las frente,
Mientras la pena saliente
Consume su amargo evento.
¡Silencio Gandía! ¡ Silencio!
Que todos los Martes Santo,
¡Reina aquí la Buena Muerte!
Miguel A. Moncho Sirera
Oración de Consagración al Stmo. Cristo de la Buena Muerte
¡Oh Cristo de la Buena Muerte! Que existes desde un principio y habitas entre nosotros, que nos hablas de amor y justicia y vienes a anunciar, de nuevo, el camino de tu Reino. Permite que pueda estar a tu lado y caminar siempre contigo.
Tú eres la luz de los hombres que alumbra las noches oscuras, que engrandece los corazones para vencer las pasiones, ser fueres en la injusticia, solidarios en la caridad y cumplir con el deber de seguirte siempre, Señor, con voluntad y esperanza.
Tú eres nuestro consuelo en los momentos de dolor, alivio en el duro trabajo y comprensión en el llanto. Tú eres el pan de vida que transforma nuestro interior y lo llena de alegría.
Quiero estar siempre a tu a lado, caminar siempre contigo. No permitas que mis pecados, miserias y limitaciones puedan apartarme de ti y dejarme abandonado. Dame fuerza y valor, Señor, para cargar con mi cruz, llevarla sobre los hombros y sentir que mi vida renace cuando al verte clavado en la cruz, muestras el amor más grande. Eres mi mejor amigo y quiero permanecer junto a ti.
¡Oh, Cristo de la Buena Muerte! Que desde tu cruz clavado, me pides que cada día me entregue más a mis hermanos, sea honrado en el trabajo y en la familia, Señor, sea motivo de unión, de comprensión y paciencia.
¡Oh, Cristo de la Buena Muerte! Al consagrarte en este día, me pongo en tus manos y quiero pedirte, Señor, que seas tú la luz que me guíe, la autoridad de mi alabanza y en la oscuridad, mi vida. Y si al llegar la noche, la muerte llama a mi puerta, que me encuentre preparado, con el corazón limpio y la conciencia tranquila de haber obrado, Señor, conforme a tu voluntad. Y al renacer a la vida, ¡Oh, Cristo de la Buena Muerte! pueda encontrar al fin la auténtica felicidad. Amén.
Germán Mora (con Licencia Eclesiástica, para uso privado)
