MIGUEL A. MONCHO SIRERA
Hoy he ido, Cristo, a tu capilla
Para estar ante ti sacramentado.
Y mirando tu rostro y de rodillas
me afligí, al ver tu cuerpo destrozado.
De qué poco nos sirvió tu mandamiento
“Amaos los unos a los otros”
pues, tan sólo, por cambiaros de aposento
nos enfrentamos, dejando corazones medio rotos.
¡Cristo de la Buena Muerte!
ayúdanos a curar las cicatrices
y junto a tu madre, la Virgen del Consuelo
podamos ser todos muy felices.
¡Cristo de la Buena Muerte!
Queremos, que nada ni nadie nos aparte de tu lado.
Queremos ser cofrades y cristianos.
Queremos sobre todo, ser hermanos.